Entrada a la fábrica textil de Víznar
FÁBRICA TEXTIL DE VÍZNAR
La industrialización en el Sureste español ha sido tradicionalmente escasa, y los pocos ejemplos han ido ligados casi siempre a la metalurgia y la industria agroalimentaria. En este portal de Internet abundan las fundiciones y las fábricas de azúcar, pero brillan por su ausencia otros restos de patrimonio industrial correspondientes a otros sectores. Una curiosa excepción es la muy interesante Fábrica Textil de Víznar, que a buen seguro gozaría de un más digno tratamiento de encontrarse enclavada en otro país o comunidad autónoma con más sensibilidad hacia el patrimonio industrial. Sin embargo, la aparente rareza que constituye la existencia de una industrial textil en Andalucía Oriental si consideramos su estrecha vinculación con la industria azucarera.
Vista del edificio administr.
Historia
Uno de los principales condicionantes de la actividad industrial es el uso de la energía. Remontándonos a la era preindustrial, el funcionamiento de máquinas y herramientas cada vez más complejas se apoyó en el uso de mecanismos hidráulicos, los molinos de agua. Al norte de la ciudad de Granada, en las estribaciones de la Sierra de Arana, proliferaron diversos saltos de agua y molinos harineros a partir del siglo XVIII, aunque se piensa que el origen de algunos de ellos pudiera ser romano o árabe. En particular, de la acequia de Aynadamar, en Víznar, tomaban aguas numerosos artefactos hidráulicos. En 1877 don Eduardo Moreno y Moreno compró por 11.666 pesetas cada uno dos molinos hidráulicos harineros de época musulmana y destinó el Molino Alto a su Fábrica de tejidos mecánicos, que elaboraba sacos de paño de yute y de cañamazo para la industria azucarera, en pleno auge en toda la vega de Granada.
Con una extensión de 920 m2, unido a la fábrica se construyó un edificio para la administración, de tres pisos de altura. La maquinaria se componía de una turbina de la Casa Planas Flaquer, de Gerona, 45 telares mecánicos y otras máquinas auxiliares. Debido a la escasez de agua, sólo funcionaban la mitad de los telares disponibles, por lo que se planteó aprovechar también la fuerza del Molino Bajo. Así, hacia 1894 se empezó a cambiar la transmisión de la turbina hidráulica por otra eléctrica, la famosa Dinamo Oerlikon, suiza, que tras ser restaurada ha sido cedida temporalmente al Parque de las Ciencias de Granada. Si en Granada se produjo electricidad por primera vez en 1890 y la primera Central Hidroeléctrica fue la de Pinos Genil en 1897, probablemente la fábrica textil de Víznar fue el primer lugar de la provincia donde se transportó energía eléctrica de un punto a otro. La fábrica estuvo en uso hasta 1930 y retomó su actividad en la posguerra hasta finales de los sesenta, cuando la aparición de las fibras sintéticas propició el cierre de muchas factorías algodoneras.
Visita
Las instalaciones se encuentran justo a la entrada del pueblo de Víznar, en un paraje de frondosa vegetación. Lamentablemente, la finca se encuentra cerrada a cal y canto, y la visita sólo se ha podido realizar desde el exterior. No obstante, existen referencias a la excelente conservación de toda la maquinaria. Lo que sí se puede ver aún son los postes de hierro del tendido eléctrico procedente del salto de agua.