Patrimonio y Turismo Industrial en Andalucía Oriental

Elementos de minería, industria, ferrocarriles y antiguas azucareras de Almería, Granada y Jaén

MINAS DEL PILAR DE JARAVÍA (PULPÍ)


Aunque el paraje de las Minas de Jaravía, al pie de la imponente Sierra del Aguilón, ha quedado ya para siempre vinculado al hallazgo de la gigantesca “geoda de Pulpí”, los restos del complejo minero no son menos interesantes en cuanto a que permiten la interpretación del proceso global de obtención, preparación y transporte del mineral de hierro en la primera mitad del siglo XX.

Castillete de la Mina Rica

Historia


Al igual que en todo el levante almeriense, la minería del hierro tomó el relevo de la del plomo a primeros del siglo XX, coincidiendo con el agotamiento de los filones de galena y con la entrada de capitales foráneos. En torno a las concesiones mineras “Quien tal pensara” y “Por si acaso” se desarrollaron sucesivas actividades de extracción y transformación de mineral de hierro, probablemente a partir de explotaciones de plomo preexistentes. La cercanía de la vía férrea Almendricos-Águilas (un ramal de la línea de Lorca a Baza) resultaba determinante de cara al imprescindible ahorro de costes de transporte que exige el mineral de hierro, de menor valor unitario. Inicialmente se obtuvieron hematites mediante excavaciones a cielo abierto, pero después también se explotó la siderita mediante labores de interior. En la segunda mitad del siglo XX siglo se revitalizaron las minas, extrayendo sobre todo siderita. Aunque está acompañada de sulfuros (esfalerita, galena y bournonita) a nivel industrial estos eran más un estorbo que una ventaja.

Interpretación


El mayor interés del complejo en la diversidad de elementos conservados, que permiten la comprensión global del proceso, desde que se extrae el mineral hasta que se embarca en el tren. Para llegar, se recomienda partir de San Juan de los Terreros en dirección al Pilar de Jaravía. A unos 4 kilómetros tomamos un desvío a la izquierda, siguiendo unos 500 metros por un camino de tierra hasta llegar al coto minero. El elemento de más porte es la cabria o castillete, estructura de obra que cubre el pozo de la mina para subir la jaula con minerales y personas. Contigua a la misma, se sitúa una construcción anexa que albergaría la máquina de vapor, moviendo los tirantes o correas que arrastran los engranajes de la cabria.


Vista general del conjunto, con casetas de máquinas
Hornos de calcinación
La presencia en las inmediaciones de un transformador eléctrico nos revela la sustitución en un momento posterior de la máquina de vapor por otra eléctrica. Arriba a la izquierda se sitúa una enorme escombrera y lugar de lavado del mineral férrico, y una pequeña chimenea que pudiera tratarse de ventilación de las labores subterráneas. Más abajo se encuentran los hornos circulares de calcinación, en muy buen estado de conservación. Con la calcinación, se aumentaba el tenor, o cantidad de metal en proporción al conjunto del mineral extraído, antes de la exportación. Las vagonetas metálicas llegarían desde arriba con una pasarela hasta la misma boca del horno, donde vasculaban la carga, que salía por debajo como un mineral desprovisto de gran parte de sus impurezas. La caseta de control de la compañía ferroviaria junto a la vía vigilaría el volumen transportado para así poder cobrar los correspondientes derechos de transporte. Encima de la vía del tren se aprecia un plano inclinado, llegando a una gran tolva. El cable aéreo situado junto a los hornos de calcinación llevaba el mineral purificado hasta encima de la vía, para facilitar su carga al tren.

Riesgos y Protección


Protegido como Inmueble nº 39 del Anexo de la Resolución de 7 de enero de 2004, de la Dirección General de Bienes Culturales, por la que se resuelve inscribir colectivamente con carácter genérico en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz cuarenta y cuatro Bienes Inmuebles pertenecientes al Patrimonio Industrial relacionados con la minería de los siglosXIX y XX en la provincia de Almería (BOJA nº 29 de 12/02/2004). A pesar de esta protección, la situación privilegiada del paraje hace que la presión urbanística sobre el mismo sea brutal, habiéndose construido en sus inmediaciones una urbanización con campo de golf.

Escombrera y chimenea
Casa de control de embarque y vía férrea

La Geoda


Frente a diversas versiones transmitidas, el descubrimiento de la geoda está vinculado a la labor del Grupo Mineralogista de Madrid, y a su revista Bocamina. Nadie mejor que ellos para explicar esta triste historia: Hacia 1990, Juan Peña, un estudioso de los minerales, además de recolector y comerciante profesional, abrió un acceso hundido a una parte del sistema de galerías para explorar su interior. El interés de los materiales encontrados (grandes cristales de yeso, a veces perfectamente transparentes y con inclusiones de cristales aciculares de celestina, la propia celestina, siderita, maclas de cistales de bournonita y otras sulfosales aún por estudiar) hizo que otros coleccionistas examinaran las minas con detalle, a pesar de la peligrosidad de algunas zonas. El interés venía aumentado por la existencia en esta mina de un notable conjunto de obras de arquitectura minera subterránea, tanto de pedriza (mampostería en seco) como de ladrillo o madera. Durante una visita realizada el 5 de diciembre de 1999 para estudiar la mina con vistas a la publicación de un artículo en la revista Bocamina, Efrén Cuesta, un joven mineralogista asturiano, encontró una fisura que una vez ampliada a base de martillo y escoplo permitió observar el interior de la geoda gigante de yeso. Durante los meses siguientes, distintos aficionados abrieron la pared de la geoda, posibilitando el acceso al interior, examinando detalladamente los cristales y protegiéndola adecuadamente. La geoda, de forma más o menos oval, tiene como longitud mayor unos 8 metros, por unos 2 de anchura. Los cristales sobrepasan en muchos casos el medio metro, y son totalmente transparentes. Este no es un tamaño desmesurado para un cristal de yeso, ya que se conocen cristales de hasta 3 metros en geodas semejantes (aunque mucho mayores que la de Pilar de Jaravía) en distintas minas mejicanas, como por ejemplo la mina San Antonio, en Chihuahua, y otras. Sin embargo, la morfología de los cristales es claramente distinta que la de los cristales mejicanos. Mientras que estos son de hábito prismático muy alargado, los de Pilar de Jaravia son gruesamente tabulares, casi equidimensionales. El yeso que ha formado los cristales de esta mina probablemente no procede de la oxidación de sulfuros, como es frecuente en muchas minas metálicas. En este caso, su origen está en grandes masas de yeso sedimentarias, que posiblemente han sido removilizadas. De hecho, el yeso es tan abundante en la zona que en terrenos de la mina Por si acaso se explotó industrialmente una cantera de este mineral. Evidentemente, se trata de una formación geológica y de una mina merecedoras de un estudio detallado, al que distintos especialistas en mineralogía topográfica y en minería, del Grupo Mineralogista de Madrid, y dirigidos por Gonzalo García, llevaban varios meses dedicados. Pero el nombre Quien tal pensara parecía premonitorio; a finales de mayo del 2000, la existencia de la geoda llega a conocimiento de algunos mineralogistas (aficionados y profesionales) sin relación con el equipo citado, que ven una ocasión de obtener protagonismo y publicidad, y consecuentemente, a los medios de comunicación y a los políticos regionales y locales. El resultado es el inmediato cierre de la mina, con vigilancia perramente de la Guardia Civil, y la prohibición de acceso a los aficionados, particularmente a sus descubridores. Para designarlos, y descalificarlos, se inventa para la ocasión la palabra "neominero" que parece designar a todo aquel que trabaja en el mundo de las minas y los minerales sin contar con las simpatías de los ahora "dueños" de la geoda. Esta geoda ha despertado en la zona los sueños más disparatados. Lo que realmente es una hermana pequeña de las enormes geodas de cristales de yeso mejicanas (con volúmenes decenas de veces superiores y cristales de hasta 3 metros) se convierte, por gracia del afán de publicidad, en algo único en el mundo. Incluso la vieja mina de hierro pasa a ser, por arte de magia, una mina de plata. Una alternativa razonable sería la extracción de la geoda para su conservación en un museo, como se ha hecho en otras ocasiones con excelentes resultados, incluso también con geodas de cristales de yeso. Las autoridades locales y regionales, que nunca movieron un dedo para proteger la mina o para investigar en ella, se niegan a que "su" geoda sea trasladada a otro lugar, y estudian habilitar la mina para el turismo !!. La posibilidad de que la geoda de yeso pueda convertirse en una atracción turística es más que dudosa. Para llegar a ella hace falta atravesar extensas zonas de la mina peligrosas e inestables. Gonzalo García, ingeniero de minas y responsable del equipo investigador, considera que las inversiones necesarias para que el recorrido cumpliera las estrictas normas de seguridad ahora en vigor para una visita pública son muy superiores al interés real de la geoda, y a su atractivo para el público, una vez amortiguado el impacto mediático aportado por la publicidad. El resultado final es lo que podría haber sido un hallazgo mineralógico de primera fila, orgullo de un museo, situado en un contexto de una mineralogía variada y con excelentes ejemplares de otras especies, lleva camino de convertirse en uno de tantos "yacimientos protegidos" que languidecen hasta su destrucción final, sin servir más que a las ansias de publicidad de algunas personas.