Patrimonio y Turismo Industrial en Andalucía Oriental

Elementos de minería, industria, ferrocarriles y antiguas azucareras de Almería, Granada y Jaén

FERROCARRIL DEL BARRANCO JAROSO A CALA DE LAS CONCHAS (CUEVAS DEL ALMANZORA)


El hecho de encontrar en un espacio relativamente pequeño todas las etapas del tratamiento del mineral, desde su extracción hasta su embarque, pasando por su tratamiento, unido a la facilidad de interpretación y diversidad de paisajes, hacen que este sea uno de los elementos de patrimonio industrial más recomendable para visitar, si bien hay que matizar que el acceso es muy complicado en uno de sus tramos.

A la izquierda, estribo del cargadero. En el mar, el pilote.
Gran depósito, con vertederas en el suelo

Historia


A finales del siglo XIX el Barranco Jaroso había perdido ya sus resonancias míticas, y la fiebre de la plata no era ya más que un lejano recuerdo. Agotada la parte de sus filones que se ubicaba por encima de las aguas termales que inundaban la Sierra de Almagrera, el principal aprovechamiento de sus riquezas minerales consistía en el tratamiento de las escombreras anteriormente despreciadas y en la explotación de nuevos criaderos de hierro. En este nuevo modelo, grandes compañías foráneas sustituyen a las pequeñas explotaciones de capital local o nacional. Tampoco hacía falta recurrir a las viejas fábricas de la costa para fundir el mineral, y lo único que importaba era implantar mecanismos que le dieran a este la salida más rápida y económica hasta el mar, para su embarque hasta los puertos europeos. Sierra Almagrera se orienta paralela a la costa, y ya que casi todas las minas se situaban en la vertiente occidental, cualquier modo de transporte empleado debería salvar sus no muy elevadas, aunque sí escarpadas, cumbres.

La compañía bilbaína Argentífera de Almagrera S.A. sería una de estas empresas foráneas que intentaron hacerse un hueco en el distrito. El procedimiento habitual era adquirir unas concesiones y arrendar otras a la especuladora y rentista burguesía local. En La Crónica Meridional del 24 de mayo de 1911 se anuncia la reanudación de la actividad en las minas Rescatada y Observación, tras años de paralización, "siendo objeto de beneficio el carbonato de hierro que ha adquirido la Sociedad Argentífera de Almagrera para calcinarlo en sus grandes hornos de Cala de las Conchas, desde donde los aporta con grande aprecio al extranjero". A diferencia de otras compañías que en circunstancias similares construyeron cables aéreos, optó por un pequeño ferrocarril que, partiendo del Jaroso, salvara la divisoria mediante un túnel para, poco después, bajar la falda oriental mediante un pronunciado plano inclinado, también acabado en túnel. Un corto tramo de vía culminaría el recorrido en un gran depósito, desde donde el mineral sería enviado para su calcinación en los mencionados hornos situados en plena Cala de las Conchas. El producto resultante se embarcaría a través de un muelle metálico del tipo Cantilever.

Siguiendo a José Antonio Gómez Martínez y José Vicente Coves en su obra de referencia "Trenes, cables y minas de Almería", las obras habían comenzado en 1908, pero diversos problemas en la construcción por Chávarri Petrement del monumental embarcadero Cantilever retrasaron hasta el 16 de junio de 1912 el atraque del primer barco para cargar minerales. Entre los dos puntos de sujeción del muelle existía una distancia de 47 metros y el voladizo alcanzaba una longitud de 40. El tablero superior por donde debían rodar los vagones se encontraría a 14 metros sobre el nivel del mar (Memoria sobre la construcción del Embarcadero, citada por Gómez y Coves). No hay referencias sobre el cese de su actividad, pero se supone que el período de explotación no debió ser muy prolongado.

Arriba, depósito de crudos. Abajo, los hornos
Túnel de inicio del plano inclinado, visto desde arriba

Recorrido


La mejor forma de seguir el camino del mineral es efectuar el recorrido inverso, pues desde el Barranco Jaroso es muy problemático dar con el trazado de la línea. En la ALP-118, a 4,8 kilómetros de la rotonda de salida de Villaricos en dirección a San Juan de los Terreros, encontramos las instalaciones del último tramo. Junto al acantilado, el gran estribo del embarcadero metálico y, dentro del mar, el apoyo de uno de sus pilotes.
En plena Cala de las Conchas están los hornos de calcinación y, un poco más arriba, el depósito. Cruzando la carretera subimos por un empinado camino asfaltado para acceder a la explanación del pequeño ferrocarril que trasladaba las vagonetas desde el final del plano inclinado hasta la parte superior del gran depósito de minerales sin calcinar o crudos, adonde vertían la carga. Se aprecia muy bien el curioso bucle que describe el trazado de este pequeño ferrocarril que, casi con toda probabilidad, emplearía tracción animal.
El plano inclinado comienza dentro de un túnel, y alcanza una pendiente superior al 50% y un recorrido superior a los 200 metros, debiendo abordarlo con gran precaución y dotados de buena forma física. En lo alto del plano inclinado hay que identificar, no sin cierta dificultad, el recorrido de la vía, que va describiendo varias curvas hasta llegar a otro túnel que salva la divisoria de la sierra. En su interior está derrumbado, así que no merece la pena intentar recorrer sus 320 metros. Monte a través buscamos la otra boca del túnel, ya en pleno Barranco Jaroso. A partir de aquí la maleza ha borrado los distintos ramales que se dirigían a las minas más altas de la sierra (Guzmana, Venus Amante, Templanza...)

Protección


La vía minera y la estación de descarga están protegidas como Inmueble nº 15 del Anexo de la Resolución de 7 de enero de 2004, de la Dirección General de Bienes Culturales, por la que se resuelve inscribir colectivamente con carácter genérico en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz cuarenta y cuatro Bienes Inmuebles pertenecientes al Patrimonio Industrial relacionados con la minería de los siglos XIX y XX en la provincia de Almería (BOJA nº 29 de 12/02/2004).

Visitas de interés


Las minas del Barranco Jaroso necesitarían por sí mismas un monográfico, pero basta indicar que desde la divisoria de la sierra se puede recorrer íntegramente hasta su desembocadura en la Rambla de la Mulería, frente a Los Lobos. El paraje es sobrecogedor, fantasmagórico, impactante. Conforme descendemos, vamos dejando a un lado grandes escombreras, escoriales de raros colores, ruinas de castilletes y edificios, todo en medio del silencio más absoluto. A duras penas identificamos a mitad de camino el edificio del desagüe del Jaroso, antaño imponente, hoy irreconocible. En el cercano Barranco del Chaparral fue descubierta hace pocos años oculta entre la maleza una máquina de vapor completa, con calderas poleas y cabria. Su emplazamiento exacto no ha sido divulgado para evitar su expolio. Aun así, ya ha sido robada la placa. Por parte de la Consejería de Cultura se está acometiendo su restauración.