Patrimonio y Turismo Industrial en Andalucía Oriental

Elementos de minería, industria, ferrocarriles y antiguas azucareras de Almería, Granada y Jaén

FERROCARRIL DE LUCAINENA A AGUAMARGA (LUCAINENA DE LAS TORRES/NÍJAR


Durante mucho tiempo parecía que la primera vía verde en la provincia de Almería iba a ser el antiguo ferrocarril de Lucainena de las Torres a Aguamarga. Un trazado conservado en su mayor parte, restos de antiguas instalaciones y un recorrido que en su último tramo discurre por el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, además de la voluntad del Ayuntamiento de Lucainena para impulsar la vía verde, no han sido suficientes, sin embargo, para que la idea tenga visos de prosperar. La falta de interés y de apoyo por parte de otras administraciones o instituciones es incomprensible, en unos tiempos en que a los políticos se les llena la boca al hablar de turismo rural y desarrollo sostenible. Mientras tanto, la presión urbanística sobre el litoral amenaza la conservación del espectacular complejo del embarcadero de Aguamarga, enclavado en un paraje de belleza incomparable.

Trinchera en el tramo Venta del Pobre-Aguamarga (cortesía ASAFAL)
A la derecha terminaba la vía férrea, descargando a través del plano inclinado

Historia


De todos los ferrocarriles mineros de finales del XIX y principios del XX en la provincia de Almería, el Lucainena-Aguamarga fue posiblemente el que mejor cumplió su función, y por un período de tiempo más dilatado. Y ello a pesar de que, en principio, la relativamente grande distancia de las explotaciones mineras al punto de embarque y la difícil orografía parecían comprometer seriamente su rentabilidad. Sólo daremos unas breves pinceladas de su historia, recomendando vivamente el apasionante y exhaustivo capítulo que le dedican José Antonio Gómez Martínez y José Vicente Coves en “Trenes, cables y minas de Almería”. En sus orígenes, aparece la inevitable figura del hombre de negocios británico Hermann Borner, titular de varias explotaciones mineras en Sierra Alhamilla. Para dar salida al mineral de hierro disponía del cable y ferrocarril de los Baños a Almería, pensando en utilizarlo también para sus recientes concesiones en la vertiente norte. Hacia 1893coinciden sus intereses en Lucainena con los del empresario vizcaíno Ramón de la Sota y Llano que, junto con el alemán Otto Kreizner habían constituido la Compañía Minera de Sierra Alhamilla (CMSA). Tras suspender pagos Hermann Borner, la CMSA decidió construir su propio ferrocarril hasta algún punto de la costa. Almería se descartó por la gran distancia, y Carboneras por lo escarpado del último tramo. Finalmente, se apostó por el fondeadero de Agua Amarga, hasta donde se llegaba bordeando la rambla de Alías hasta la Venta del Pobre para enfilar después los llanos de Don Antonio. Las obras comienzan en 1894, a la vez que empiezan a explotarse las minas, terminando en 1896. En un primer momento, el mineral bajaba hasta el inicio de la línea por un plano inclinado, el del Burrucho, que partía desde el final de varios ramales de vías mineras. Conforme se fueron abriendo galerías, la red de transporte fue modificándose. La gestión era modélica, lo que se tradujo en altos dividendos para sus propietarios. La decadencia llegó con el final de la Primera Guerra Mundial, y la subsiguiente crisis siderúrgica europea y española. Tras una ligera recuperación, la empresa continuó en decadencia hasta 1931, en que se suspendió temporalmente la circulación del ferrocarril. La actividad se reanuda esporádicamente, y durante la Guerra Civil queda en manos de los obreros. Ramón de la Sota fallece en 1936 y, después de la guerra, las autoridades franquistas incautaron sus propiedades por su militancia nacionalista. Tras efectuar un cuantioso desembolso a fin de reparar la línea, se comprueba que los criaderos estaban agotados y en 1942 cesa por completo la explotación.
Pese a todo, su volumen de producción no llegó nunca a ser demasiado elevado, manteniéndose hasta los años ochenta con una producción media de poco más de mil marcos anuales. (Miguel Ángel Pérez de Perceval en “La minería almeriense contemporánea 1800-1930)”.

Vista desde el acantilado, apreciándose el enorme plano inclinado.
Depósito principal, horno y punto donde se situaba el muelle

El recorrido


El entorno del complejo El Arteal está degradado, con invernaderos e infraviviendas construidas a partir de las ruinas de las instalaciones mineras. Los antiguos edificios circulares de las duchas de los mineros, acaban de ser pintadas de colores vistosos. Vehículos abandonados y escombros contribuyen a crear una imagen desoladora de una paraje que bien podría servir como centro de interpretación de la minería, museo o cualquier actividad de carácter cultural o etnográfico.

Recomendamos iniciar la ruta en el emplazamiento de los 8 hornos de calcinación construidos para aumentar el tenor metálico del mineral. Su estado de conservación es bueno, y el acceso está correctamente señalizado, a través de un carril asfaltado a la derecha de la carretera de entrada al pueblo. En ese punto se cargaba el mineral procedente de las distintas minas. El siguiente punto de interés es el bello edificio de la casa gerencia de la compañía, junto al que pasaba la vía, y que en la actualidad se utiliza como centro escolar.
Justo al salir del pueblo, en dirección Níjar, el antiguo trazado es practicable, reconvertido en pista asfaltada. Al poco tiempo se pierde, aflorando puntualmente mientras serpentea junto a la Rambla Alías. Si tomamos el camino de Polopos podemos cruzarnos con la antigua vía, pero lo más interesante son los enormes estribos de los ya desmantelados puentes metálicos del Molinillo y la Rafaela. Otros más pequeños son los de Rambla Honda y Juaraquín.
De las tres estaciones intermedias de la línea (Peralejos, Camarillas y Palmerosa), únicamente de Camarillas se conservan restos de interés. Se trata del depósito de agua, de forma cuadrada y construcción de mampostería. Podemos encontrarlo en la Venta del Pobre, casi enterrado por la reciente construcción de una nave industrial, a las espaldas de un restaurante situado en la glorieta de la que parte la carretera a Carboneras. Hasta el cruce de esta carretera con la de Aguamarga no localizamos el trazado de la vía, borrado por invernaderos y otros cultivos. A partir de ese punto podemos seguirlo en bicicleta, salvo los puentes ya desmantelados. La pendiente es muy favorable para el cicloturismo, y el piso no plantea dificultad alguna.
Sin lugar a duda, la parte más interesante del recorrido es la del complejo de descarga de Aguamarga. Si queremos visitar sólo esta parte, sin llegar a ella desde el antiguo trazado, debemos salir de Aguamarga en dirección a Carboneras por Mesa Roldán (carretera costera que desemboca en la central térmica y fábrica de cemento). Nada más salir de Agumarga, ascendemos por unas curvas hasta una pequeña meseta. Justamente ahí enlazamos con el trazado de la vía. A la derecha nos encontramos el espectacular conjunto de planos inclinados, depósitos, tolvas y horno de calcinación. No resulta difícil imaginar la frenética actividad que debía desarrollarse allí.
Los depósitos tenían una capacidad para 45.000 toneladas, más otros auxiliares, para no depender de las vicisitudes de la navegación. No se ha conservado el gran muelle metálico cantilever invertido, de 70 metros de largo. Desde lo más alto de la meseta, si dirigimos la vista hasta la ensenada de Aguamarga, vemos que había otro plano inclinado que nos lleva hasta la playa. A diferencia del que descargaba minerales en sentido descendente, este subía desde la rada abastecimientos para el ferrocarril (carbón, repuestos, etcétera) procedentes de los mismos barcos que cargaban.