La Torre de los Perdigones
FUNDICIÓN SAN ANDRÉS (ADRA)
La minería en la Sierra de Gádor conoció un gran auge a principios del siglo XIX, a raíz de un decreto de liberalización del comercio y beneficio de minerales (el desestanco). Centrada en el plomo, la producción de Gádor inundó los mercados europeos, suponiendo el primer gran hito en la minería almeriense contemporánea. Las explotaciones eran en régimen de minifundio, con una gran precariedad técnica y de capitales, concentrándose las principales explotaciones en los términos de Berja y Dalías. Más que filones, el mineral se encontraba en “bolsones”, lo que contribuyó al sistema rapiñoso de explotación. El beneficio del mineral siguió, en un principio, esa misma pauta de precariedad, extendiéndose por toda la sierra los artesanales “boliches”, primitivos hornos de mínima eficiencia energética. Todo cambia con la fábrica San Andrés, de Adra.
Construida en 1822 por la casa malagueña “Rein y Cía.”, contaba en sus orígenes con hornos reverberos castellanos. Ya en 1824 se introducen los nuevos hornos ingleses, y en 1827 una máquina de vapor de 25 caballos. Sin embargo, la verdadera importancia la adquiere a partir de 1837, con la adquisición de San Andrés por el industrial malagueño Manuel Agustín Heredia. Además, San Andrés sirvió para atraer la implantación de otros establecimientos metalúrgicos, dotados de medios técnicos bastante avanzados para la época.
En el Tomo 25 de la Revista Minera, de 1874, aparece un interesante trabajo del ingeniero José de Monasterio (http://www.igme.es/internet/sistemas_infor/RevistaMinPDF/revista%2025.pdf) en el que se describe detalladamente la metalurgia del distrito de Almería, dedicando una especial atención a la fábrica San Andrés, que en esa época abarcaba ya todo el proceso de la producción del plomo: tratamiento de la galena en reverberos ingleses, fundición de escorias, concentración y desplatación de plomos pobres por el sistema Pattinson, copelaciones a la inglesa, fabricación de tubos y planchas, albayalde, minio, etcétera.
La Fabriquilla del Vinagre
Estado actual
Monasterio describe también “una elevada y elegante torre de perdigones, hecha de ladrillo y con las mejores condiciones de construcción”. Y se trata, precisamente, del símbolo emblemático de la Adra actual, uno de los escasos restos que han pervivido de la mítica Fábrica San Andrés, junto al puerto. Los perdigones se fabricaban subiendo plomo fundido a lo alto de la torre, arrojándose por un hueco interior. Al caer se va enfriando y solidificándose, llegando al suelo en forma de bolitas. Lamentablemente, pese a encontrarse en un buen estado de conservación, no es posible subir hasta lo alto de la torre.
Junto a la torre se encuentra el precioso edificio de “la fabriquilla del vinagre”, restaurado y convertido en sala de exposiciones. Más arriba, entre invernaderos, está la enorme “chimenea de los humos”. El alejamiento respecto a la ubicación del complejo de San Andrés obedece a las galerías de condensación por las que se obligaba a circular a los gases antes de emitirse al exterior. La falta de señalización y adecuación del entorno nos hacen temer que en un futuro pueda ser víctima del crecimiento urbanístico.
Otras visitas de interés
A pocos kilómetros de Adra, en la pedanía de La Alquería, existen restos de otra antigua fundición. En la misma Adra, en plena vega, se acaba de restaurar la antigua alcoholera, un soberbio edificio que alberga un vivero de empresas y servicios municipales. Para comer, nada mejor que cualquiera de los excelentes restaurantes de pescado, como el del Club Naútico o el “Coínes”.
Protección legal
Protegido como Inmueble nº 2 del Anexo de la Resolución de 7 de enero de 2004, de la Dirección General de Bienes Culturales, por la que se resuelve inscribir colectivamente con carácter genérico en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz cuarenta y cuatro Bienes Inmuebles pertenecientes al Patrimonio Industrial relacionados con la minería de los siglosXIX y XX en la provincia de Almería (BOJA nº 29 de 12/02/2004).