La entrada a la fundición, con la capilla a la izquierda.
FÁBRICA DE PLOMO DE ALCORA (CANJÁYAR)
La pedanía de Alcora, en la umbría de la Sierra de Gádor, alberga un extraordinario elemento de Patrimonio Industrial, en un magnífico estado de conservación a pesar de remontarse a una época muy precoz de la minería contemporánea. La Real Fábrica de Plomos de Alcora es, de hecho, la única que se conserva íntegra en toda Andalucía. Situada al final de la calle principal (si no única) de Alcora, en su lado izquierdo conforme llegamos desde Canjáyar, vista desde fuera podría pasar por un coqueto cortijo de paredes encaladas y tejas ocres, con una pequeña ermita a la entrada. Sin embargo, al adentrarnos en el callejón nos sorprenden dos especies de garitas, y al final las estructuras pétreas de los antiguos hornos y tolvas, testigos de una época de una actividad frenética que no podía resultar más ajena a la estructura económica imperante de la agricultura tradicional.
La visita resulta posible gracias a la amabilidad de sus actuales inquilinos, que nos dicen que son aparceros de unas tierras que se sitúan a espaldas de la fábrica.
Vista de los hornos.
Plataforma sobre los hornos, para triturar y aventar las tierras de las que extraer el plomo.
Siguiendo a Lorenzo Cara Barrionuevo en la obra editada por el Ayuntamiento de Berja "La Minería de Sierra de Gádor. Nuestro Legado", podemos remontarnos al segundo tercio del siglo XVIII, cuando durante el reinado de Carlos III se crea la Dirección General de Minas, que reorganizó la producción de minerales. La fundición del plomo de Sierra de Gádor se establecía de manera obligatoria en las fábricas nacionales de Alcora (1753), Turón (1789) y Presidio (actual Fuente Victoria), basada principalmente en la producción de municiones.
El complejo consta de un conjunto de edificios alineados a lo largo de un patio, que sirve de acceso al área de fundición, más otras dependencias auxiliares y de transformación del mineral. Nos dice Lorenzo Cara que el gran almacén es conocido como "de Carlos IV", sin que se sepa el origen de tal denominación. Al fondo está la sala de fundición, compuesta de dos hornos castellanos de planta cuadrada y alzado piramidal, con tres puertas abocinadas, dispuestos al aire libre para evacuar los gases. La nave que la franquea queda alzada sobre otros tantos pares de columnas de mampostería, de las que parten arcos de ladrillo.