
Vista desde la carretera
La producción alcanzó sus niveles máximos entre 1883 y 1893, llegándose a exportar una parte en forma de ácido sulfúrico. El ocaso vino aparejado con el agotamiento de los filones, agravado por los rudimentarios métodos de laboreo y el afloramiento de aguas subterráneas.
La minería de azufre en la Sierra de
Gádor quedó totalmente abandonada en 1952,
habiéndose extraído alrededor de 400.000 Tm. en
Benahadux y una cantidad algo mayor en Las Balsas, si bien consta la
existencia de una reciente campaña de sondeos de una
compañía minera.
Vista desde la carretera
Batería de hornos en la parte más elevada de la explotación. Al fondo posible canalización
Vista de los hornos superiores desde el otro extremo
El complejo "Buen Viento Corre" visto desde arriba
LOCALIZACIÓN
Llegar a las Balsas de Gádor no es demasiado complicado.
Desde Benahadux, tomando la A-348 con dirección a Alhama,
tomamos un desvío a la izquierda, señalizado como
“Las Minas”. Una carretera nueva nos lleva hasta el
Centro de Recogida de Residuos. Casi antes de llegar a este, debemos
tomar a la derecha un pequeño carril asfaltado. A unos dos
kilómetros se convierte en pista de tierra, desembocando en
otra carretera asfaltada que da servicio a los camiones de las canteras
que transportan áridos hasta la cercana fábrica
de cemento de Holcim. La seguimos a la derecha (dirección
norte-este), cruzando la rambla de Las Balsas, y teniendo cuidado de no
desviarnos de ella, pues nos aparecen varios ramales que desembocan
directamente en las canteras, con numerosos avisos de peligro por
voladuras. Cuando hemos recorrido unos dos kilómetros
aproximadamente surge tras una curva la inconfundible figura de una
chimenea, muy probablemente vestigio de la fundición "Los
Leones". Detenemos el coche en el arcén y ascendemos a pie
por la loma hasta divisar todas las ruinas.
DESCRIPCIÓN
Nos encontramos ya en el paraje conocido Las Minas, que abarca las
demarcaciones mineras conocidas por: Reales Órdenes, Los
Amigos, Fin de Año, De Mº a fin de
año, Segundo Cordonazo y, la más
importante, Buen Viento Corre. Buscamos primero los restos del edificio
que albergó la casa gerencia de la explotación.
Desde ahí se pueden divisar los elementos más
interesantes de todo el conjunto: tres baterías
independientes de 8 hornos de calcinación cada una,
característicos por su forma circular. De ellas, la
más cercana a la casa gerencia es la mejor conservada. Por
doquier afloran pequeñas rocas de azufre, perfectamente
distinguibles por su color amarillo y olor penetrante. En la
batería situada en la parte más elevada abundan
también unas extrañas piedras ligeras de color
negruzco y con incrustaciones rocas. No son otra cosa que las escorias
de la fundición. En la bibliografía consta la
existencia de otra batería de "hornos Gil", que creemos se
encuentran algo más alejados, al otro lado de la carretera,
en plena cuesta.
En el cerro que bordea al complejo observamos también la
silueta de lo que parece un canal, de arriba hacia abajo, probablemente
vinculado a alguna instalación de desagüe o
transporte de agua. No en balde, hay constancia de que en las
explotaciones mineras se llevó a cabo la
lixivación del mineral de calafatita. Una vez calcinado, se
disolvía el sulfato potásico, dejando insoluble
la alúmina. Se necesitaban 5 metros cúbicos por
tonelada de sulfato potásico. Las aguas con el sulfato en
disolución se llevaban a balsas de evaporación.
Debido a lo benigno del clima de Almería, no se necesitaba
ningún otro agente evaporador. Sin embargo, no hemos podido
localizar restos de estas balsas.